MEDIA LUNA Y TRES ESTRELLAS
(Por si el olvido)
En neuronas que aniden ya sin vida
dormirá en el futuro mi sapiencia,
al tiempo la memoria ya perdida
opacará con sombras mi conciencia.
Puede ser al colapso de la vida,
tal vez ya en el final de mi camino,
o ser justo en el punto de partida,
siendo polvo, o vivo peregrino.
Sea poco o mucho lo vivido
parecerá como destello ardiente,
un rayo luminoso, incandescente,
que guarde de la vida lo aprendido.
Lo bueno es olvidar tragos amargos,
y extraviar para siempre los pesares,
y guardarse los momentos largos
de amores, de colores y de azahares.
Quedarán media luna y tres estrellas
tatuadas con amor al corazón,
la vida que obsequió mil cosas bellas,
los motivos de fiesta, mi razón.
Son mis logros, mi orgullo, mi esperanza
mis amores de luz, mi esencia tierna,
mi cielo, mi vigor, mi acción, mi alianza,
el fuego en mi interior, pasión eterna.
Son caudal indeleble y bien blindado
de la aurora al ocaso en la memoria,
de la conciencia universal, pasado
que en mi andar no evadió pena ni gloria.
Será aroma sin fin que al cosmos vague
que quede con un poco de mi aliento
y la memoria que al final naufrague,
con un cambio de vela hacia otro viento.
Bajarán por mis sienes remembranzas
como nieves que caen en avalanchas,
que se posen en hombros de esperanzas
cual pájaros que exhiben alas anchas
que vuelen a buscar magnas victorias;
dos varones que van con dos doncellas
haciendo en el camino más historias,
la bella media luna y tres estrellas.
Emergerán vestigios tan valiosos
del amor que dejó marcadas huellas,
recuerdos agraciados y preciosos
con Dios, mi media luna y tres estrellas.
Jesús Alfonso Montaño Durazo
Mayo de 2016